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#RecluTips riesgos a evitar con un monitor para teletrabajar

Trabajar desde cualquier lugar se ha convertido en la nueva normalidad. Tras casi dos años de pandemia, los modelos híbridos se han impuesto. Sin embargo, para que el negocio pueda seguir adelante no solo hace falta evaluar dónde trabajar sino también con qué tecnología. Un punto donde el monitor para teletrabajar cobra especial importancia en la eficiencia global de la compañía.


Las empresas han entendido que los espacios de trabajo ya no pueden ser los mismos. Las clásicas oficinas no son los únicos lugares de trabajo y por tanto, ni la tecnología ni los modelos de trabajo pueden ser los mismos. Es por ello que, según un informe de Forrester Consulting, el 46 % de las empresas se plantea acudir a un proveedor externo para rediseñar sus entornos laborales y adecuarlos a las nuevas necesidades.


Aunque adaptar las organizaciones a un modelo híbrido supone enfrentarse a muchos retos tecnológicos, como partners, debemos tener clara la importancia del monitor para teletrabajar. Y es que estos periféricos, que a menudo se tratan con un complemento sin mucha más importancia, son un elemento crítico a la hora de conseguir un trabajo híbrido efectivo repartido entre configuraciones en casa, en la oficina y en espacios compartidos.


Sin embargo, las empresas no están respondiendo a la hora de adecuar los hogares de los empleados con el monitor para teletrabajar adecuado. Y es que solo un 47 % de los profesionales afirma que cuenta con un modelo que reúne las características idóneas. Un craso error si tenemos en cuenta las consecuencias que puede acarrear esta decisión.


Reducción de productividad

El estudio revela que uno de cada dos profesionales se enfrenta a distracciones físicas cuando trabaja en casa que le impiden ser suficientemente productivo. El primer obstáculo que redunda directamente en los beneficios de la empresa.

Además, la ergonomía es un punto clave para que la productividad del trabajo sea la máxima. Entre los requisitos para conseguir el espacio ergonómico nos encontramos con una buena luz ambiental, una silla que nos permita movernos y por supuesto, un monitor con el tamaño y la resolución adecuada.

Sin estas condiciones es posible que tengamos a un empleado rindiendo la mitad porque sufre problemas de salud por no tener el equipamiento adecuado. Esto nos lleva directamente a una bajada de la eficiencia que ningún negocio se puede permitir.

Esta situación puede ser solucionada con un monitor para teletrabajar que se adapte a las necesidades de luz, movimiento, tamaño, resolución o distancia, entre otros. Unos requerimientos que difícilmente podremos conseguir con otro tipo de pantallas en portátiles, tablets o smarpthones.


Pérdida de flexibilidad

La comodidad que puede conllevar «trabajar en pijama» puede no ser suficiente a la hora de tener un espacio flexible. Sin la capacidad de adaptación a diferentes escenarios es posible que el empleado no solo rinda menos, sino que no pueda estar preparado para abodar retos que se plantean en su día a día.

Y es que si necesitamos que nuestra pantalla tenga una luz para trabajar sobre un programa de edición de vídeo, por ejemplo, y otro momento la configuración para atender una reunión online, está claro que necesitamos un monitor para teletrabajar profesional. Además, no podemos obviar la importancia de la conectividad o el propio diseño de la pantalla, criterios claves para seleccionar la mejor opción.

Colaboración menos fluida

Las reuniones online o el uso de herramientas colaborativas se han convertido en el día a día de muchos empleados. Una actividad que no puede parar por estar teletrabajando, pero que sin embargo, puede hacerlo sino se cuenta con la tecnología adecuada.

En este sentido, el monitor para teletrabajar puede estar equipado con cámara integrada o altavoces que faciliten la tarea de colaborar con compañeros, clientes o proveedores. Un valor añadido más que redunda en una mejor y más fluida comunicación empresarial.


Motivación bajo mínimos

Errores de conexión, problemas al entrar en una reunión y que el resto de participantes nos vean o el hecho de tener una pantalla pequeña para ciertas tareas son más habituales de lo que nos gustaría. Situaciones que pueden llevar a un empleado a desesperarse, siendo el caldo de cultivo perfecto para desmotivarle.

El estudio de Forrester Consulting, de hecho, desvela que existe una relación muy potente entre los equipos tecnológicos en una configuración de trabajo en casa y la capacidad de los trabajadores de realizar sus tareas. De hecho, el 63 % de los profesionales dice que la tecnología, las herramientas y los dispositivos que utilizan determinan la calidad de la experiencia de su trabajo.


En definitiva, negocio menos eficiente

No invertir en tecnología para que el teletrabajo pueda ser más fluido, productivo y flexible supone perder una oportunidad de oro para mejorar el negocio. Tanto es así que el estudio muestra que las empresas que han invertido en soluciones de productividad para sus empleados en los últimos doce meses han visto un incremento medio de un 14 % en los beneficios en términos de ahorro de costes o de facturación adicional frente a las empresas que no lo hicieron.



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