Según el estudio The Impostor Phonomenon, el síndrome afecta al 70% de las personas en algún momento de sus vidas, siendo que 7 de cada 10 lo sufren al menos una vez en la vida, y es más común entre las mujeres, con 18%. Para los jóvenes de 18 a 34 años, 86% admitieron haber sentido en el último año que no merecían su puesto de trabajo, apunta el informe encargado por Access Commercial Finance de Reino Unido.
Con el fin de año, las entregas de trabajos y exámenes para terminar el semestre en la escuela, los estudiantes son propensos a desencadenar el síndrome y cuestionar si todos tus logros a lo largo del año son aprobables. Otro momento en el que vemos que el síndrome se manifiesta es al tomar decisiones importantes como las solicitudes de carrera y de universidad, eso porque nos quedaremos en evidencia y sustentamos todos los logros y errores enfrente de todos, decidiendo así nuestro futuro.
Para no sabotearse, es importante que el alumno tenga una preparación emocional, reforzada durante sus años de primaria. Es durante esta fase cuando creamos nuestras barreras y distinguimos lo que nos gusta o disgusta sobre lo que está bien y lo que está mal, lo que nos pertenece y lo que es responsabilidad del otro y nuestra. Pero, aun así, estamos sujetos al síndrome y, cuando nos afecta, hay que actuar para que no se convierta en algo más grave como depresión, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), ansiedad generalizada, entre otros.
En este sentido, he separado 4 consejos sobre cómo aliviar los síntomas de fraude y pasar un fin de año más relajado:
Haz una lista a lo largo del año de tus logros señalando cómo lo conseguiste y tuviste que pasar para conseguirlo, así, siempre que estés inseguro, tendrás un lugar que atestigua que luchaste por ello;
Habla con alguien de confianza, ya sea un psicólogo, un familiar, un amigo o un profesor, tener a alguien que te escuche ayuda a despejar tu mente y a resolver las posibles dudas;
Ser tutor de alumnos más jóvenes puede ayudar a reducir la sensación de no merecer, ya que ponemos en práctica lo que dominamos y nos afirmamos;
Crea una rutina y cúmplela para evitar el agotamiento físico que te llevará al agotamiento emocional debido a la sensación de incapacidad por no poder hacer todo lo que deseas. Es importante enumerar los horarios de esparcimiento, alimentación y trabajo, esto nos hace ser más eficientes y procrastinar menos.
El proceso por el que pasa el alumno en su vida escolar de éxitos y frustraciones es lo que le asegura la estabilidad emocional en su vida adulta. Es a través de los proyectos, el trabajo en grupo y la gestión de su vida escolar cuando el alumno desarrolla soft skills como la resolución de problemas, la toma de decisiones y la gestión del estrés.
Es fundamental que la escuela incluya en su proyecto pedagógico las herramientas para que el alumno identifique los caminos recorridos hacia el éxito, y el aprendizaje en las frustraciones, para evitar que no se sienta merecedor de sus logros. Por lo tanto, desarrollar la resiliencia y comprender el camino recorrido hace que el alumno se sienta más seguro a la hora de tomar decisiones y confíe en sí mismo. Con cada logro y cada frustración, los alumnos están construyendo una base sólida para una vida adulta segura y mentalmente más equilibrada.
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