El concepto innovación está de moda. No hay ninguna empresa ni ningún emprendedor que renuncie a introducir medidas de innovación. Pero se trata de un concepto tan amplio que abarca mucho terreno. Hace años, y ahora todavía sucede, innovación era para muchas personas sinónimo de tecnología punta. Con el paso de los años se ha ido entendiendo mejor lo que significa innovación, la importancia que tiene en el mundo actual y también se ha empezado a entender que una medida innovadora puede ser algo muy simple, sin necesidad de intervención tecnológica.
Por otra parte, también está extendida la creencia según la cual la innovación es para gente joven. Lo cierto es que diversos estudios científicos han demostrado que la innovación no tiene edad, aunque es verdad que se innova de forma diferente cuando se es joven y sin experiencia o cuando se tiene cierta edad y mucha experiencia. La creatividad, motor de la innovación, a veces se asocia con la energía de la juventud, pero hay muchos ejemplos en la historia que confirman que la creatividad no tiene edad. Lo que sí parece haber quedado demostrado recientemente es que hay distintos tipos de creatividad y que la edad puede influir en ellos. Un estudio de la Universidad Estatal de Ohio concluye que básicamente hay dos grandes tipos de creatividad: la conceptual y la experimental. La primera está asociada a la juventud y la segunda a la experiencia que dan los años.
En cualquier caso y a cualquier edad, es aconsejable ejercitar la mente y también seguir una rutina para poner en marcha ideas innovadoras y lograr que estas sean ejecutadas. Todo el proceso surge de una idea que puede ser consecuencia de un trabajo previo de búsqueda de solución a un problema o incluso puede ser fruto de la suerte. Tras esa idea viene la parte más difícil, la de llevarla a cabo. Para esta fase nos podemos encontrar con muchas dificultades a causa de no tener, por ejemplo, los recursos económicos y humanos necesarios. Es entonces cuando tenemos que innovar para poner en marcha la idea innovadora.
Con el paso de los años, hay algunas reglas que pueden ayudarnos a desarrollar las ideas innovadoras y conseguir que no se queden en el plano teórico y que sean implementadas correctamente.
Estudiar a los competidores Es necesario analizar a las compañías competidoras para ver qué ideas innovadoras llevan a cabo y cuál es su estrategia de desarrollo de negocio. Este análisis provoca en muchas ocasiones que sea más fácil tropezar con algunas ideas aprovechables.
Analizar casos de éxito Obviamente, siempre es positivo tener un conocimiento profundo de aquello que funciona. Analizar casos de adaptación exitosa de ideas, aunque sean de otros sectores diferentes al nuestro, nos puede iluminar.
Estar al día de las tendencias Estar informado siempre es bueno, pero tener conocimiento de las tendencias que se imponen en nuestro ámbito de actuación es una obligación. Solo sabiendo cómo se mueve el mercado podremos adivinar si las ideas que queremos poner en marcha tienen viabilidad o no.
Practicar la lluvia de ideas Los procesos de brainstorming o lluvia de ideas resultan muy útiles si se realizan con frecuencia y sin la necesidad imperiosa de hallar un resultado. Hacer sesiones de brainstorming con frecuencia nos entrena para estar siempre atentos y para incentivar la creatividad.
Buscar información acerca de las start-up El mejor vivero de nuevas ideas puede provenir del ecosistema de empresas start-up que, por definición, se lanzan al mercado con la pretensión de hacer viables ideas innovadoras. Tener conocimiento de lo que sucede en todo el mundo alrededor de nuevos proyectos es, sin duda, una fuente de inspiración de ideas innovadoras.
No olvidar la tecnología
Actualmente, la mayor parte de cambios sustanciales que se producen en el mundo están relacionados con la tecnología. Para ser innovadores es muy beneficioso estar al día de las novedades tecnológicas porque pueden ser las aliadas perfectas para desarrollar nuestras ideas.
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