Mientras algunas instituciones de educación postsecundaria adaptaron sus currículos de enseñanza a distancia de manera permanente, otras retuvieron formatos híbridos para acomodar la variedad de necesidades del estudiantado. Estas necesidades, alteradas por los retos presentados por la pandemia del COVID-19, han ido cambiando con el paso del tiempo y si bien para muchos la educación a distancia no satisface su visión o preferencia de aprendizaje, otros encuentran en ella una salvaguarda para alcanzar el título académico que persiguen.
Para Jayleen Gorritz, psicóloga y consejera académica, la transformación de los módulos de aprendizaje sirvió de plataforma para muchísimos estudiantes que por razones geográficas o por circunstancias familiares, laborales o de salud no podían cumplir con la obligación de acudir diariamente a un espacio físico.
“No todo el mundo tiene la posibilidad de irse a estudiar a tiempo completo. Muchas personas no logran completar una carrera por circunstancias de la vida, pero igual quieren evolucionar en sus vidas académicas y personales… Estas nuevas generaciones pueden beneficiarse de esa nueva tecnología (los currículos a distancia) en la educación y de la flexibilidad de poder hacer la carrera en línea la cual beneficia a una población que quiere aprender y que, de otro modo, no pudiera hacerlo”, sostuvo.
Por ello, a pesar de que la educación virtual genera muchas inseguridades y miedos fundados en la brecha tecnológica para sostener un aprendizaje comprensivo a distancia, Gorritz apuntó que las instituciones han ido sofisticando el alcance del apoyo técnico disponible para atender dudas que surjan sobre la marcha.
“Siempre habrá retos (en la cátedra), sea a distancia o en un currículo presencial. Cuando surgen contratiempos en la parte tecnológica, mi experiencia en la práctica es que las instituciones tienen los recursos para brindar apoyo técnico, consejería y adiestramientos para ayudar, tanto a los estudiantes como los profesores en el proceso de adaptación”, señaló la consejera, quien recordó que es responsabilidad del estudiante identificar los recursos internos de su institución cuando experimente dificultades a lo largo del proceso.
Gorritz, quien también es profesora universitaria, resaltó que, entre los beneficios de la educación a distancia, se destacan la flexibilidad, la planificación y la libertad en el aprendizaje ya que, generalmente, los currículos en línea permiten que el estudiante pueda completar las tareas y seguir los seminarios a su tiempo, promoviendo un “aprendizaje autónomo”, describió.
Ante la preocupación de los estudiantes que desean espacios de interacción física tanto con sus colegas como con la comunidad universitaria a la que pertenecen, la psicóloga invitó a los estudiantes a “conectar entre ellos mismos, que intercambien contactos… cada vez más, vemos comunidades a través de chats en las cuales los estudiantes interactúan, comparten ideas, preocupaciones y planifican encuentros porque saben que la interacción social es muy valiosa”, añadió Gorritz, recordando que hay múltiples esfuerzos colaboradores dentro de las instituciones académicas para humanizar la enseñanza virtual.
“El éxito de cualquier proyecto va a requerir de una buena organización, de entender los mecanismos que la institución dispone para facilitar una buena comunicación entre los estudiantes y los docentes y buscar ayuda cuando la necesitamos”, puntualizó e instó a los estudiantes a tenerse paciencia y autocompasión en este proceso de aprendizaje que está “en constante evolución”.
Para maximizar la experiencia de la cátedra a distancia, Gorritz, además, apuntó que toda persona debe entender su estilo de aprendizaje y evaluar sus habilidades para organizarse de cara a un nuevo estilo de docencia, que “puede ser tan fructífero como el presencial”, subrayó.
Por último, la consejera recomendó a los estudiantes a acudir a los horarios de oficinas de sus profesores, a familiarizarse con las plataformas de enseñanza virtual de su institución académica y a perseverar en el proceso de adaptación, ya que “la educación a distancia llegó para quedarse”, concluyó.
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