El teletrabajo es una práctica muy generalizada a día de hoy y cada vez se pone más en práctica. Las grandes corporaciones ya venían implementando esta metodología hace algún tiempo al permitir a sus trabajadores, en algunos casos y dependiendo del trabajo a desarrollar, trabajar desde casa de manera general o de manera puntual. Muchas empresas incluso han adaptado el horario laboral de sus trabajadores de modo a que éstos trabajen desde casa un día a la semana.
Muchas empresas dedicadas al mundo de la tecnología han optado por esta fórmula, ya que es una modalidad que se adapta muy bien a los trabajos basados en la consecución de proyectos. Otro tipo de empresas que han sido pioneras en la aplicación de la práctica del teletrabajo fueron las startups, que siempre están acostumbradas a adaptarse a cambios de última hora y sacar adelante proyectos, además de contar con presupuestos más bajos. Esta modalidad de trabajo permite el ahorro de costes, al no tener que recurrir a la compra o alquiler de un local para trabajar.
El teletrabajo presenta innumerables ventajas, tales como el ahorro de costes fijos y contribuye a disminuir los niveles de contaminación al evitar el desplazamiento hasta el local de trabajo. Es una modalidad que puede ser muy favorable a la productividad, pudiendo alcanzar niveles de productividad bastante mayores a los conseguidos en una oficina, al eliminar las distracciones que se puedan ocasionar en el puesto de trabajo. Ahora bien, para que esto ocurra debe de realizarse correctamente, siguiendo una serie de pautas que van a aumentar nuestra concentración, satisfacción y por supuesto, nuestra productividad.
Además, una inadecuada gestión del tiempo puede ser muy perjudicial, y conllevará una peor organización y, a su vez, productividad. Otra desventaja que podría tener esta modalidad es la comunicación y la dificultad de realizar reuniones por vía telemática.
A pesar de que la práctica del teletrabajo puede tener sus inconvenientes, estos pueden solventarse de manera sencilla a través de la utilización de las herramientas digitales adecuadas que tenemos a día de hoy a nuestro alcance. Lo ideal podría ser un híbrido de las dos modalidades, la tradicional y el teletrabajo, en términos generales.
¿Qué pautas podemos seguir para lograr una mayor productividad trabajando desde casa? Bien, hay mucho que podemos hacer para que sea más sencillo. Algunas de las recomendaciones son las siguientes:
Tener una Rutina y un Horario
Uno de los mayores problemas a la hora de enfrentarnos a la situación de tener que trabajar en remoto es la gestión del tiempo. Es importante abandonar la idea de que tenemos todo el día para realizar nuestras tareas, y para ello debemos establecer horarios. De no hacerlo, podemos o acabar trabajando muchas más horas de las necesarias o no terminar las tareas que teníamos programado realizar.
Debemos crear un hábito y, al igual que teníamos uno en la oficina, pero en casa. De hecho, podemos intentar simular que nos encontramos en un ambiente de trabajo. Para ello, debemos evitar al máximo las distracciones. Puedes, por ejemplo, desconectarte de las redes sociales que no sean necesarias para realizar tu trabajo, o evitar otras distracciones durante esas horas que has establecido.
Entorno de teletrabajo
Hay que reservar un entorno adecuado para trabajar desde casa, y que permita mantener la concentración en las tareas que estamos realizando. Si no disponemos de un despacho, tendremos que delimitar un espacio de la casa. Debemos trabajar en una mesa y una silla que cumplan unas mínimas condiciones ergonométricas, y en un espacio con buena luz natural pero que no incida directamente sobre la pantalla.
Es adecuado concienciar a los demás habitantes del hogar, en el caso de que vivamos con más personas, que ese es nuestro entorno de trabajo durante las horas que establecimos previamente. Así conseguiremos evitar interrupciones.
¡Queda prohibido trabajar desde la cama o el sofá! Ambos locales son sitios que tenemos asociados como locales de descanso o de ocio y, por lo tanto, no debemos de utilizarlos para trabajar. Trabajar en el comedor con la televisión encendida tampoco es adecuado, porque como ya hemos visto, debemos de minimizar las distracciones a las que estamos expuestos.
La misma disciplina para teletrabajar que en la oficina
Debemos de ser nuestros propios jefes. En casa no hay nadie que observe o supervise lo que hacemos o lo que dejamos de hacer, pero eso no implica que podamos relajarnos por ello. Al final del día las tareas deben de estar hechas igualmente, por lo que debemos tener mucha disciplina a la hora de trabajar y ser serios con lo que estamos haciendo.
La idea es aumentar la productividad al estar en un entorno más cómodo, con menos distracciones y sin tener que realizar el trayecto hasta el puesto de trabajo. Recuerda que, si no hacemos las cosas bien, no podemos justificar que esta modalidad funciona.
¡Quítate el Pijama!
Trabajar con el pijama puesto puede ser muy contraproducente. Parte de la idea de crear un hábito consiste en mantener una rutina, y que ésta a su vez nos mantenga centrados. Cuando nos quitamos el pijama, dejamos atrás esas horas de sueño y de estar en la cama. No hace falta vestirse de manera elegante o con traje y corbata, pero será suficiente con ponernos ropa cómoda, que aumente nuestra sensación de trabajo y de responsabilidad.
Para establecer nuestra rutina, intentaremos simular un ambiente de trabajo serio y tal como hacíamos antes, que nos vestíamos para ir a la oficina. Por lo que en casa se recomienda hacer lo mismo. Lograremos ponernos en “modo de trabajo” desde la comodidad de nuestro hogar, vistiendo de forma cómoda pero presentable.
Los Descansos también son importantes
Tal y como se dice «¡Trabajo duro, descanso seguro!«. Tenemos una capacidad limitada de permanecer concentrados, es decir, sólo estamos podemos mantener la concentración durante un periodo de tiempo determinado. El cansancio actúa en nuestra contra, pero es bastante sencillo solucionar este problema.
Podemos recurrir a la “Técnica Pomodoro”, que consiste en tomarnos descansos programados. Para ello programaremos un temporizador durante 25 minutos y ,cuando acabe el tiempo, nos tomamos minutos de descanso y volver a empezar. También podemos alterar un poco estos tiempos a otros que nos vengan mejor, pero sin olvidar que los descansos deben de ser cortos para no perder el foco en lo que estábamos haciendo.
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