Todos hemos sentido en más de una ocasión la sensación de soledad, que puede conducir al sufrimiento si no sabemos lidiar con ella. A menudo, otras personas y la propia sociedad nos meten en la cabeza la idea de que estar solos es algo negativo de por sí, pero los psicólogos coinciden en que aprender a disfrutar adecuadamente de nuestros momentos de soledad es una parte esencial del proceso de satisfacción personal, e incluso nos puede ayudar a estar mejor preparados para interactuar luego con la gente cuando estemos acompañados.
Existen tres consejos básicos que pueden resultar muy útiles para entender que la soledad no tiene por qué ser siempre mala, que en ocasiones puede incluso ser preferible, y que no debe ser un obstáculo para hacer las cosas que nos gustan ni disfrutar del día a día como queramos.
Hacer actividades por nuestra cuenta
Existen multitud de actividades culturales y de ocio que mucha gente no se plantearía hacer sola, pero que pueden ser disfrutadas plenamente sin necesidad de nadie más. Está claro que compartir algo con un ser querido puede hacer que la experiencia adquiera otra dimensión, pero en esta vida tiene que haber momentos para todo, y a veces es bueno tomar la iniciativa de hacer algo en solitario.
Hablamos por ejemplo de ir al cine, a un concierto, a una obra de teatro o incluso a un restaurante en el que nos apetezca comer. Si nos interesa ver una película pero no encontramos un amigo que quiera acompañarnos, o si uno de nuestros artistas musicales favoritos va a actuar en nuestra ciudad y no conocemos a nadie a quien también le guste, no tenemos por qué quedarnos en casa pensando en cómo habría sido ir. Si vamos a hacer esa actividad, lo más probable es que no nos arrepintamos, sino que volvamos contentos de haber hecho algo que nos gusta aunque haya sido sin acompañante. Además, más tarde podremos hablar sobre ello con nuestros amigos cuando volvamos a verlos.
No sentir dependencia por ninguna persona
Por mucho que queramos a alguien, ya sea una pareja, un familiar o un amigo, es un gran error llegar al punto de sentir dependencia por esa persona en el día a día. Está bien compartir nuestras experiencias con alguien que nos importa, pero eso tiene que ser compatible con el hecho de sentirnos también bien en los momentos en los que hacemos otras cosas por separado, y saber disfrutar de los momentos que tenemos para nosotros sin pensar siempre en hacerlo todo con esa persona.
Sentir que dependemos de alguien puede lastrar nuestro desarrollo personal
Es inevitable que haya muchas ocasiones en las que estemos alejados de la otra persona, y por mucho que queramos estar con ella también hay que tomar las cosas con calma y aprovechar los momentos en los que estamos solos para avanzar con nuestros propios proyectos y aficiones, adquiriendo una responsabilidad y compromiso personales por gestionar nuestro propio tiempo y nuestras inquietudes.
También es importante que en una relación haya un equilibrio, y no dejar que sea siempre una de las dos personas quien proponga los planes y decida qué hacer y dónde ir. Es necesario que haya un consenso continuo, que haya iniciativa por ambas partes y una escucha permanente de lo que tienen que decir los dos.
Alejarse de las personas tóxicas
Muchas veces permanecemos al lado de alguien que no nos conviene por miedo a estar solos. Pero como dice el refrán, "más vale solos que mal acompañados", lo cual sin duda es una gran verdad. La presencia de alguien que nos hace sentir mal, que no nos escucha o que no se molesta en intentar comprendernos resulta contraproducente en nuestra vida, y además es probable que si nos alejamos de ella acaben entrando en nuestra vida otras personas que nos aporten algo más positivo, aunque antes tengamos que pasar por un proceso de soledad.
Y es que, como decíamos, los momentos de soledad muchas veces son necesarios para entender mejor cómo relacionarnos con los demás. Entre otras cosas, nos dan tiempo para pensar y analizar las cosas que han pasado, y decidir cómo queremos encarar los siguientes pasos de nuestra vida social. También hay que tener en cuenta que nadie es perfecto, y que probablemente todos hemos sido tóxicos alguna vez. Por lo tanto, hasta cierto punto podemos intentar ser comprensivos con quien nos esté haciendo sentir mal antes de alejarnos de él, pero como mínimo es necesario una conversación sincera, calmada y respetuosa en la que dejar clara nuestra postura y ver si hay posibilidad de cambio. Y las palabras que debemos decir para cuando llegue ese momento también se nos van viniendo a la cabeza en los momentos en los que estamos solos (incluso puede ser buena idea escribir algunas de ellas para que no se nos olviden). Por lo tanto, la soledad también nos puede ayudar a descubrir cómo reconducir más tarde una relación, dependiendo del caso.
Comentários