En un mundo en constante evolución, hay cualidades para el trabajo que nos destacan son aquellas que nos colocan un paso delante de las demás personas; no se trata de un acto de arrogancia o soberbia, sino de poder encontrar diferenciales que hagan más sencillo el proceso de mostrar nuestras habilidades en el trabajo, y, a la vez, generar un impacto positivo en el entorno.
Hay dos de estas cualidades que no figuran tal cual, en los diccionarios, aunque se utilizan en la jerga de los pasillos de las empresas: ser “enseñables” y “aprendibles”.
Son una forma de neologismo, es decir, palabras o expresiones aisladas que se están haciendo de uso corriente, sin llegarlo a serlo del todo aún. Con bastante frecuencia se relaciona con una innovación técnica o cultural en la sociedad, y surge de la fusión de dos conceptos que, unidos, crean uno nuevo.
En educación, por ejemplo, hay muchos tratados que hablan del proceso de aprendibilidad, enseñabilidad y educabilidad en las ciencias sociales, por lo que no es una falacia aplicar estos términos a nuestro propio desarrollo humano.
Por esto, ser “enseñables” y “aprendibles”, más que palabras, expresan una actitud indispensable en la era laboral actual. Una actitud consciente, ágil para bajar a la práctica, y rápida para analizar los resultados y mejorar continuamente.
Ser enseñable: Abre tu mente a las lecciones de la vida
Ser enseñable implica estar dispuestos a aprender de cualquier persona y en cualquier situación, y tener la capacidad de discernir con pensamiento crítico lo más apropiado para cada momento y solución que buscamos.
Sin importar la edad que tengas, ábrete a que otros te enseñen, te expliquen, argumenten sus posiciones, y puedas enriquecerte de una diversidad de miradas que irán abriendo tu mente. En definitiva, se trata de practicar la flexibilidad cognitiva, y no quedarte cercado en tus propios patrones mentales.
También ser enseñable es abrirte con humildad al conocimiento de otras personas, y saber aceptar los “Sé que no sé” propios, como cimiento del desarrollo personal y profesional.
Si quieres cultivar esta habilidad, aquí tienes tres ideas que te van a ayudar:
1. Practica la humildad
La humildad es el primer paso para ser enseñable. Acepta que nadie lo sabe todo y que siempre hay algo nuevo por descubrir. Reconoce que todos tenemos algo que enseñar y algo que aprender. La humildad te hace receptivo a las enseñanzas de los demás sin que tu ego se interponga, querer tener la razón o pensar que ya sabes todo.
2. Escucha activamente
La clave para ser enseñable es prestar atención a lo que dicen las personas a tu alrededor. Hay una gran diferencia entre oír y escuchar. A menudo, las lecciones más valiosas vienen de conversaciones cotidianas. Escucha con atención, muestra interés genuino en lo que te están diciendo y pregúntate qué puedes aprender de esa experiencia o conocimiento compartido. Pide consejos a personas referentes y modela sus actitudes positivas, para enriquecerte aún más.
3. Aprende de tus errores
Un gran paso para ser enseñables en la vida es dejar de temer por cometer errores, puesto que cada traspié encierra una enorme oportunidad de aprendizaje. Para esto, reconoce tus fallos y trabaja en la mejora continua.
Una forma de lograrlo con eficacia es identificar rápidamente las lecciones que puedes extraer de esa experiencia y buscar maneras de evitar cometer los mismos errores en el futuro. Por lo tanto, implica estar dispuesto a aprender de tus propias equivocaciones.
Ser aprendible: La clave para el desarrollo constante
Ser aprendible es fundamental para mantenernos actualizados en un mundo en constante cambio. Significa tener una actitud de aprendizaje constante y una capacidad para adquirir nuevos conocimientos rápidamente, y bajarlos de inmediato a la experiencia práctica.
El conocimiento, por sí solo, es sumamente valioso, aunque se ha estudiado recientemente en las neurociencias que representa apenas el 50% de lo que se necesita en el mundo actual: el otro 50% es aplicar lo aprendido y saber escoger las herramientas adecuadas para cada ocasión. Por eso hoy, con tener un título no alcanza si no sabes bajarlo a la práctica.
Aquí tienes tres ideas para desarrollar esta habilidad, que siguen a las tres anteriores sobre ser enseñables:
4. Mantén una mentalidad de crecimiento
La mentalidad de crecimiento implica un desafío individual y consciente de entrar en una senda de avance, y no de estancamiento. Nadie puede hacerlo por ti.
Para lograrlo, empieza por creer en tu capacidad para aprender y mejorar constantemente.
Necesitas creer firmemente que tu inteligencia y habilidades pueden desarrollarse con el tiempo. Las neurociencias han demostrado que la función de la neuroplasticidad cerebral es la que nos permite seguir generando nuevas conexiones neuronales hasta el fin de nuestros días, por lo que, si lo eliges, puedes crecer constantemente en función de tu disciplina y foco.
5. Organiza tu tiempo para el aprendizaje
Dedica tiempo regularmente a adquirir nuevos conocimientos. Ya sea leyendo libros, tomando cursos en línea, asistiendo a conferencias, buscando alguien como mentor o mentora.
Si quieres subir a un siguiente nivel en tu desarrollo humano, asegúrate de invertir en tu desarrollo personal y profesional. Se estima que en los próximos cinco años se perderán unos 5 millones de empleos por causa de la automatización y la Inteligencia Artificial: ¡toma ventaja ahora! Organiza tu agenda para dedicar un tiempo exclusivo al aprendizaje y busca oportunidades para adquirir nuevas habilidades o conocimientos relevantes para tu área de trabajo, que no sean reemplazables por tecnología. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con competencias emocionales, por el momento no se pueden emular óptimamente con máquinas programadas.
6. La curiosidad y la creatividad como dones
Subestimadas o dejadas de lado por generaciones, tanto la curiosidad como la creatividad se convierten en ejes centrales para ser enseñables y aprendibles, ya que este camino empieza con una mente ávida de conocimiento y de experiencias prácticas.
La curiosidad nos impulsa a explorar nuevas ideas, tecnologías y enfoques en nuestro campo laboral y también personal. Y la creatividad, es tu mente divirtiéndose, haciendo conexiones totalmente distintas a las habituales.
Para cultivar estas cualidades puedes hacer preguntas a distintas personas (no te quedes con las ganas de saber, ten “hambre” de saber y probar); ponte el sombrero de los exploradores para ver qué más puedes incorporar y practicar; haz networking, relacionándote con personas que eleven tu modelo mental (no que lo disminuyan); y fórmate en competencias que sepas que necesitas mejorar.
Entonces, convertirnos en personas enseñables y aprendibles se basa en tu actitud, para prepararte mejor ante los cambios y transformaciones de una forma consciente y eficaz. Así que, si tú lo eliges, el camino hacia el éxito comienza con la disposición de tu parte. Y si lo eliges así, te aseguro que no tienes límites.
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